encerrada
en los transmisores lentos que
apenas se conectan en la vigília,
clavada
sin vacilamiento
en el córtex de mis navegaciones
he visto una mujer
que sangraba
sosegadamente
en un hilillo
que, sutil,
le caía
por los ojos
por la nariz
y por la boca
qué me estaba perdonando
en su fría encuesta
cuando su mirada
ha encauzado
el miedo
que atraviesa los ojos
con los que sueño
colgada
de las telas de carne que
unen mis válvulas palpitantes
quieta
entre los pasillos que
transportan itinerantes ecos
he visto una mujer
que sangraba
y su tristeza era tan suave
que se hacía líquida
en un hilillo, que sutil,
le caía
por los ojos
por la nariz
y por la boca
todas mis muertes han goteado
en ese instante
5.4.05
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